Ernesto Durán está convencido de que está enfermo, a pesar de que los resultados clínicos indiquen lo contrario. Desde su separación y soledad, experimenta síntomas que teme sean mortales. Su obsesión lo lleva a buscar la ayuda del doctor Andrés Miranda, quien a su vez enfrenta una tragedia personal: el diagnóstico de cáncer terminal de su padre. Mientras Durán necesita hablar de su sufrimiento, el doctor Miranda se refugia en el silencio, incapaz de revelar la verdad a su propio padre. Esta novela explora la vivencia de la enfermedad en dos personas en situaciones opuestas: el médico que conoce la vida y la muerte, pero no puede hablar, y el enfermo que solo sabe que su angustia le impide vivir. Alberto Barrera Tyszka nos presenta una reflexión sobre la fragilidad de la existencia y la búsqueda de salud a través de la palabra literaria.
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